Sábado, 3 de septiembre del 2011 Montse Lorente (Barcelona)

Fui al Hospital del Mar de Barcelona para mi visita médica de control. Igual que siempre, el trato del personal hospitalario fue eficaz, esmerado y ético. Pese a los enormes esfuerzos que tienen que hacer para atender a los pacientes entre la tormenta de despidos y precariedad que hay, todos los profesionales de este hospital (ya sean médicos, enfermeras, auxiliares o celadores) atendieron a los usuarios como se merecen, como personas. ¿Saben los dirigentes políticos, que toman decisiones de recortes y más recortes, lo que están haciendo? La salud, al igual que la educación, son pilares básicos del bienestar, y los políticos simplemente los quieren quitar porque hay que ajustar los presupuestos e imponer un plan de austeridad absoluto. No lo entiendo. Por mucho que lo intento, no lo entiendo. Los presidentes, ministros y ¿consellers¿ cobran sueldazos, dietas y desplazamientos, tienen coche oficial -- incluso helicóptero, si hace falta-- y nos están hablando de contención del gadto. ¿En qué mundo de locos vivimos? ¿Qué autoridad moral y ética tienen esos señores que, de un plumazo, cuestionan la profesionalidad de médicos, maestros y funcionarios? ¿Pueden dormir tranquilos? Para mí, la primera premisa en un Estado democrático son las personas. ¿Y para los políticos? El Gobierno es el responsable de garantizar unos mínimos con los cuales los ciudadanos puedan vivir con dignidad, pero veo que se olvidan de esto tan elemental. ¿Cómo puede una familia vivir con 500 euros al mes mientras los sueldos de los políticos son de varios miles de euros? Claro, trabajan muchas horas pensando en solucionar esta tremenda crisis económica. Pues no es tan difícil predicar con el ejemplo: supresión de coches oficiales, dietas, viajes sin sentido y trajes de diseño. Rebajemos el presupuesto en colaboradores, asesores y personal de confianza. Estoy desanimada. Miro a mi alrededor y me enfado cada vez más. Los responsables de que las listas de espera sean interminables no son los profesionales sanitarios, sino los gobernantes. Brindo todo mi apoyo al colectivo de la salud. Ellos sí tienen ética, pues atienden a los pacientes como siempre porque piensan en ellos como seres humanos. Y usted, señor Mas, ¿en qué piensa?

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