En Castilla-La Mancha y Catalunya compartimos la triste coincidencia de ser gobernados por la derecha y sufrir su política antisocial. Allí, el PP; aquí, CiU. Los dos aplican la misma receta: desmantelar la sanidad pública. Los tijeretazos del Govern de Artur Mas pasan por menos médicos, listas de espera más largas y menos ambulatorios abiertos en horario nocturno. Sin olvidar, además, unos profesionales mal pagados y desmotivados que tienen que hacer más horas que un reloj y que si tienen oportunidad se desplazarán a otros países donde puedan ejercer más dignamente. Con este panorama tan "alentador", no sería de extrañar que acabáramos abocados a tener que sacar la tarjeta de crédito cada vez que vayamos al médico. La sanidad pública, uno de los bienes más preciados del Estado del bienestar, envidia de muchos países, está en peligro. ¿Vamos hacia la privatización en detrimento de los servicios públicos?
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