Mi hijo Carles, de 13 años, fue ingresado en la uci del Hospital de Sant Joan de Deu de Barcelona el 1 de abril. Luego fue trasladado a la uci del Hospital Clínic, y el 4 de abril se realizó el traslado en una unidad de asistencia cardiovascular hasta la uci del Vall d¿Hebron. Tardaron 10 horas en preparar y hacer el traslado. Allí, quedó a la espera de un donante de corazón. Lo sedaron y lo conectaron a unas máquinas de asistencia; su corazón fue víctima de una miocarditis vírica. El motivo de esta carta no es otro que hacer un llamamiento para que los padres reflexionen sobre la importancia de la donación de órganos de niños. Afortunadamente, en los últimos años se ha reducido el número de accidentes de tráfico, lo que implica una reducción de donantes. Ningún padre se plantea la muerte de un hijo; por eso sería bueno transmitir a la sociedad la trascendencia de las donaciones. No quiero que se interpreten estas líneas como una llamada desesperada solo para solicitar un corazón para mi hijo Carles, sino para transmitir a todos los padres españoles que se pregunten a sí mismos y a sus hijos si en el caso de ocurrir algún accidente donarían sus órganos para salvar vidas. Esta pregunta, que pocos padres nos hacemos, agilizaría y aumentaría el número de donantes de órganos de niños. En el momento de un trágico accidente poca gente se plantea la donación de órganos. Pero si los donasen, una parte de ese hijo perdido seguiría vivo y, lo que es más importante, ayudaría a seguir viviendo a otro hijo, que ¿ojalá no sea así-- podría ser el vuestro. Yo, como padre, antes no me había planteado esta pregunta, y como yo, muchos padres. En el hospital todos los médicos me dicen que tenga paciencia y que España es un país con gran número de donantes, pero yo me pregunto: ¿de niños también? ¿Llegará a tiempo un corazón para mi hijo? Los médicos y enfermeras que atienden a Carles tienen una gran profesionalidad, pero ¿de qué sirve eso si no hay donantes de órganos infantiles? No puedo quedarme de brazos cruzados, esperando; tengo que hacer algo para ayudar a mi hijo y a todos los niños en situación parecida. Muchas gracias y, sobre todo, que los padres se pregunten si están dispuestos a donar los órganos de sus hijos. Salvarían una vida.
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