Soy madre de dos hijas escolarizadas en una escuela pública de Barcelona. Una de ellas fue diagnosticada hace tres años y medio de Trastorno del Espectro Autista. Desde que empezó la escuela, tanto el equipo docente como el de apoyo a los niños con necesidades educativas especiales han conseguido importantísimos avances en mi hija gracias al esfuerzo de todos y a la inclusión. Ahora sufro como madre porque todos estos avances se pueden ver truncados debido a la política de recortes del Departament d'Ensenyament y del Consorci d'Educació. No podemos decirle a nuestra hija que deje de ser autista cuatro horas al día o tres días a la semana porque a su escuela le han recortado las horas de apoyo. La escuela inclusiva tiene el objetivo de avanzar en la escolarización de los alumnos con discapacidad en centros ordinarios para que estos se puedan desenvolver al máximo mediante la relación diaria con sus compañeros Me siento indignada, enfadada e impotente ante la gestión de la 'consellera' Rigau, que pretende acabar con todos los avances positivos que mi hija ha logrado. La discapacidad de mi hija no se recorta.
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