Jueves, 30 de julio del 2015 Rubén Gil (Ripollet)

A casi dos meses de las elecciones autonómicas en Catalunya del 27-S, tenía mi voto prácticamente decidido. Después de que muchos independentistas se fueran del PSC, pensé que el partido no colaboraría en el proceso. Me ha sorprendido que tanto Terrassa como Castelldefels se hayan unido a la Associació de Municipis per la Independència, con los votos a favor de la mayoría de concejales que conforman el grupo municipal socialista en ambos consistorios. Como partidario de un Estado federal más equitativo, no me siento identificado con ninguna formación política que tenga la independencia como bandera. Tampoco me siento identificado con la reciente lista unitaria llamada Catalunya Sí que es pot, por el perfil soberanista de su líder Lluís Rabell, quien ha afirmado que votó sí-sí por la independencia en la consulta del 9-N. Pero por otro lado, me siento más a la izquierda políticamente que los otros partidos que rechazan abiertamente la independencia como son el Partido Popular, Ciutadans y Unió. Con este panorama político, siento que mi voto no encaja en esta nueva realidad de la política catalana.

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