En menos de seis meses me he visto afectado en dos ocasiones por la contratación fraudulenta de servicios de telefonía en Vodafone. Aunque me han cancelado ambos pedidos, Vodafone parece no haber cumplido con la política de seguridad que vende: pedir el código secreto que establece el cliente. El tráfico de datos personales es un hecho real e ineludible en la sociedad global, que las compañías pasan por alto al realizar una nueva contratación. Esto no beneficia ni al cliente ni a la empresa, ya que es una manera ilegal de generar ingresos y una pérdida de tiempo para los servicios de seguridad y la justicia.
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