Vivir sin filosofar, es, propiamente, tener los ojos cerrados sin tratar de abrirlos jamás. ¿Qué hemos hecho mal para que los jóvenes de hoy en día prefieran no ver? Soy una alumna de bachillerato que no entiende por qué hace unos siglos, en las plazas de los pueblos de Grecia, solo se dedicaban a hablar, y a medida que han ido pasando los años esa tradición se ha convertido en una asignatura odiada por los alumnos. ¿En qué nos hemos convertido?
Hace dos siglos, los filósofos ya nos decían lo importante que es preguntarse qué hay arriba, en una cumbre, subir en busca del sol, encontrar niebla, descender... y explicar el magnífico espectáculo que se ha visto. Porque en la filosofía las preguntas son más importantes que las respuestas, ya que esta es todo corazón, y el corazón tiene razones que la razón no comprende. Así que me gustaría subir a esa cumbre, y lanzarte un mensaje: Antes de que sea tarde, abre los ojos.
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