Cada vez hay más inversores que se aprovechan del precio bajo de la vivienda para comprar pisos y utilizarlos como apartamentos turísticos, lo que ocasiona que el resto de vecinos no podamos vivir en paz. Yo vivo en la avenida del Paral·lel, 99. El propietario de la marisquería de abajo empezó comprando un piso, luego dos, tres y hasta cuatro. Como resultado tenemos más de cuatro apartamentos turísticos en el edificio, con personas que vienen de vacaciones y gritan, se emborrachan y lo ensucian todo, amargando la vida del resto de vecinos, todo para el enriquecimiento de algunos inversores que no viven en el edificio. Hemos llamado repetidas veces a la Urbana y puesto denuncias en el Ayuntamiento. Mi pregunta es: ¿por qué sólo se han limitado las licencias en Ciutat Vella y no en toda Barcelona? ¿Por qué no se endurecen las sanciones por ruido procedente de estos alojamientos turísticos que perturban la convivencia del resto de los vecinos?
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