Jueves, 17 de abril del 2014 Josep Montserrat (Barcelona)

Hasta el pasado domingo, pensaba que tenía preocupaciones. En la edición de noche del informativo de TV-3 trataron la problemática de las familias con hijos sordociegos. Esta terrible enfermedad aísla a los niños de cualquier contacto visual o auditivo reduciendo su contacto con la realidad únicamente al de quienes les rodean. Soy padre de una criatura de un año y no puedo imaginar lo duro que debe de ser ver lo que más quieres en esa situación. Me lo planteé por un momento y me derrumbé. En el informativo, la madre de un niño explicaba las dificultades de los cuidados que requieren los afectados. Siguiendo el hilo de lo que comentaba el reportero, este año en Catalunya se dedicarán 100.000 euros para ayudar a estas familias –3.000 afectados–, es decir, poco más de 300 euros por persona. En este país donde rescatamos a los bancos, pagamos coches oficiales y dietas a políticos que no las necesitan, no hay más dinero para ayudar a estas familias. Personalmente creo que en un Estado normal deberían tener garantizadas y cubiertas cualquiera de las necesidades asociadas a la dependencia que tienen. Pero en este país, pocas cosas son normales. Los padres de estos niños sordociegos son auténticos héroes que por amor, día a día, desde el anonimato, luchan y entregan su vida para que la de sus hijos sea mucho mejor. Me he informado y en Catalunya existe un asociación, apsocecat.org, que trabaja para mejorar las condiciones de los afectados. Yo pienso colaborar. Qué lección de vida y de fuerza.

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