El 15-M asentó las bases de movimientos sociales capaces de hacer reivindicaciones públicas con medidas concretas. Una de ellas es el derecho de los pueblos a decidir sobre su futuro. Con el manifiesto a favor del proceso constituyente en Catalunya de la carismática monja Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveres no solo se pretende convocar una asamblea constituyente que permita decidir al pueblo catalán sobre su futuro, sino también impulsar medidas que reclama una gran parte de la ciudadanía española. Independencia aparte, «¡Democracia real ya!» es un grito que precisa ser canalizado para que las bases sociales tomen el poder desde abajo. Forcades y Oliveres proponen crear una plataforma que albergue diferentes movimientos que parten del malestar social que genera la incompetencia política y la pérdida de derechos adquiridos tras décadas de lucha. El derecho del pueblo a decidir es negado desde determinados sectores, amparándose en una Constitución anticuada que necesita ser reformulada. Un proceso constituyente es necesario en un Estado donde la Monarquía cae por su propio peso, y donde el sistema bipartidista que la mantiene se romperá en mil pedazos en las próximas elecciones generales. O eso se espera. La democracia no será real hasta que el pueblo no pueda decidir sobre su presente y su futuro en beneficio de una sociedad más igualitaria, más equitativa, más justa.
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