Sin entrar a valorar el aspecto ético del cómo, que alguien acabe con la vida de un precioso ejemplar de león en África para satisfacer su ego personal tiene como principal consecuencia que el resto de los mortales nos quedamos sin el privilegio de fotografiar, estudiar y contemplar algo tan maravilloso que la naturaleza nos había regalado. La segunda consecuencia es económica, puesto que era una fuente de ingresos importante para el parque natural Hwange (Zimbabue) donde vivía y contribuía a la generación de riqueza local, puestos de trabajo, etcétera. Algunos dicen que era solo un león y hay mucha gente que se muere de hambre. Pues sí, desgraciadamente en pleno siglo XXI sigue habiendo gente que se muere de hambre pero precisamente este bello animal lo que hacía era contribuir a lo contrario. Así que no, Walter James Palmer de Bloomington (Minneapolis): No tenías ningún derecho a matar a este animal. Para todos aquellos que amamos la naturaleza Cecil era un regalo y nos lo has arrebatado. No tenía precio. ¿Cómo nos compensarás?
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