Soy un trabajador del Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC). Trabajo en una oficina de empleo, formo parte de ese colectivo de trabajadores públicos que atendemos a cerca de 600.000 conciudadanos en paro. Pero la verdad, a pesar de llevar en este servicio 14 años y sin querer hacer corporativismo, tengo que decir que si algo funciona es gracias a la voluntad de los trabajadores.
Dudo, y mucho, de la voluntad de la Administración de la Generalitat de sacar adelante este servicio público porque, a pesar de las reiteradas quejas, no se preocupa de mejorar las redes de comunicaciones ni de dotar de medios humanos y materiales suficientes las oficinas de empleo. Así, en lugar de ser una Administración del siglo XXI, se da un servicio más propio del XIX. Entiendo que pueda haber motivos ocultos, como por ejemplo desprestigiar el sector público y así reconducir el servicio al privado, con el consiguiente beneficio para alguien o para algunos de sus amigos. Todavía recuerdo cuando se llegaron a pagar, hacia el 2002, unos 30 euros por currículum en un Servei Català de Col·locació.
En definitiva, ¿piensa la Administración en el usuario o solo son estadísticas? Ya no pido que piensen en los trabajadores; nosotros, a pesar del desprecio, seguimos trabajando y ayudando a los desempleados, conscientes de que estamos en la primera línea, y entendemos la sensibilidad y la problemática de las personas que acuden a nosotros para solicitar ayuda, orientación, formación, asesoramiento y, en ocasiones, soluciones que no tenemos.
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