En estos últimos meses el secuestro de periodistas en Siria ha contribuido a evidenciar una seria forma de agresión no solo a la prensa, sino a todos los ciudadanos del mundo, al impedir o obstaculizar el derecho de todos a acceder a informaciones veraces. La triste realidad de la existencia de violaciones sistemáticas de los derechos humanos en zonas de conflicto genera interés por conocer quiénes llevan a cabo dichos actos, y no solo para que la comunidad internacional intervenga en el juicio a los autores, sino también para proteger a la población civil involucrada involuntariamente y principal víctima de las injusticias acaecidas en estos episodios. En este sentido, el periodismo de guerra es fundamental para que los ciudadanos del mundo puedan formarse una opinión crítica sobre la situación y para garantizar que no se cometan ciertas barbaridades o, como mínimo, que estas salgan a la luz. El periodismo de guerra es una herramienta eficaz para ayudar a la protección de los bienes jurídicos más importantes: la vida, la integridad física y los derechos humanos. Los periodistas de guerra, que dan visibilidad a estas situaciones, son los primeros garantes de los derechos humanos en estos conflictos, jugándose la vida. Los ciudadanos, debemos valorar más este tipo de periodismo y defenderlo contra todo tipo de ataque. Movilicémonos contra el secuestro de esos 30 periodistas en Siria. La indiferencia nunca es la respuesta adecuada a la injusticia y con el tiempo se convierte en una muerte lenta.
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