La remodelación urbanística llevada a cabo hace aproximadamente un año al final de la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Baix Guinardó de Barcelona, ha convertido en un auténtico laberinto el objetivo de llegar a casa para las personas mayores, que, por cierto, son mayoría en esta zona de la ciudad. Tanto si se viaja en autobús como en taxi, cuando se llega al restaurante La Bota del Racó, en la calle Periodistes, te desvían como si hubiese una muralla y te conducen hacia la Ronda del Guinardó o al paseo de Maragall. O bien, si vas en autobús, hasta la avenida de Borbó, ya en el distrito de Nou Barris.
Mi pregunta es la siguiente: para el Ayuntamiento de Barcelona, ¿no pintamos nada las personas mayores? Después de desplazarnos en transporte público tenemos que recorrer un laberinto de calles hasta llegar a nuestras casas. En mi opinión, las reformas urbanísticas, sean del tipo que sean, deben hacerse en función de las personas (mayores en este caso), y no al revés.
Deseo que las elecciones municipales que tendrán lugar en unos días sean una ocasión para que los candidatos a la alcaldía de Barcelona recuperen el imprescindible sentido de servicio a las personas.
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