Se habla mucho de la reforma universitaria, pero no tanto de qué se esconde tras ella. De entrada, el denominado 3+2 pretende ofertar grados más cortos, de tres años, que harán necesario un máster, con el pretexto de homogeneizar los estudios españoles con el Espacio Europeo. Pese a ello, algunos grados seguirán sujetos a las condiciones actuales, lo que ocasionará la mezcla de varios planes de formación. Y todo ello cuando aún no ha acabado la adaptación al proceso de Bolonia. Por otra parte, el mercado laboral no valorará tres años de estudios universitarios. Y muchos no podemos afrontar el elevado gasto que supone un máster, para el que casi no hay becas y que ya no será de un año, sino de dos. Por lo dicho por la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, el ministerio no tiene intención de abaratar las matrículas. He aquí la profunda reforma "urgente" que anunció Wert en el 2012; una reforma que hará que menos españoles de clase trabajadora tengamos la oportunidad de formarnos y que, a fin de cuentas, la educación sea solo accesible para quien se la pueda costear.
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