Viernes, 21 de noviembre del 2014 Carlos Martínez (Barcelona)

Paseo a menudo por el paseo de Gràcia y he probado la denominada plataforma única que ha aparecido con la nueva remodelación llevada a cabo en esta popular vía de la ciudad. Y digo "probado" porque he caminado por ella aunque sin estar completamente seguro de si está pensada para que los peatones la utilicen de una manera eventual como intersección o bien para pasear por ella tranquilamente como si de la acera se tratase. Desde su reciente estreno ya he sido testigo en alguno de mis paseos de algún que otro susto protagonizado por embelesados turistas al ser advertidos por el timbre de ciclistas o el claxon de repartidores y automovilistas.
Parece que en esta zona todos los que por ella transitan -peatones, automovilistas, motoristas...- creen tener prioridad sobre el resto. Cuando voy por este nuevo espacio acostumbro a mirar de reojo y hacia atrás, no sea que interrumpa el paso de algún vehículo. No acaba uno de estar tranquilo caminando sobre aquel suelo nuevo y recién asfaltado, aunque esté algo más elevado que la calzada. Ya sé que la plataforma única ha sido creada para pacificar y mejorar el soberbio paseo.  Pero diría que de momento es, en términos bélicos, tierra de nadie.

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