Viernes, 21 de noviembre del 2014 Ignasi Smandia (Barcelona)

Vivo cerca de General Mitre y, sinceramente, ya casi no recuerdo cómo era esta calle sin excavadoras, barricadas de hormigón y los policlean de los obreros diseminados por su recorrido, desplazándose según la época y el tramo de calle que se reformaba. Desde el año 2009 esta arteria de la ciudad se encuentra en remodelación y parece que por fin se empieza a ver el resultado final.  Lo que antes era una autopista gris y ruidosa en medio de una zona principalmente residencial se está convirtiendo en un bulevar verde y amplio, donde el peatón y el transporte público están ganando terreno al vehículo privado, como también se está viendo en algunos tramos de la Diagonal, donde las aceras se sobreponen a los carriles laterales. Aunque el proyecto no está finalizado, ya se puede intuir que estos cambios quieren potenciar el pequeño comercio y al ciudadano en contraposición del tráfico interurbano. Las grandes aceras animan a salir pasear al perro e invitan a sentarse tranquilamente a tomar un café en la terraza de algún bar, y la reducción de las zonas asfaltadas permite también la creación de zonas verdes y la plantación de árboles para oxigenar y colorear una calle principalmente gris, donde el tráfico es quien sale peor parado en una remodelación que apuesta por una movilidad alejada del transporte privado. Viendo la restauración de la plaza de las Glòries o las obras de la avenida de la Diagonal, solo espero que el Ayuntamiento de Barcelona sea consciente de que estos cambios son muy bonitos cara a la opinión pública, pero que tienen que venir acompañados de una alternativa factible y útil al transporte privado.

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