Hugo Chávez, punta de lanza de un movimiento panamericano de izquierdas que se ha marcado como objetivos una mayor unidad del continente y la devolución de los recursos de América Latina a los latinoamericanos, deberá ser juzgado por la historia, que ponderará una gestión en la que, entre otras cosas, la pobreza en Venezuela se redujo en un 44% y el gasto social se incrementó hasta alcanzar el 60% de los ingresos del Estado. Aunque, por otro lado, durante su mandato aumentó la inseguridad ciudadana y la violencia y no se ha podido hacer frente a la corrupción político-administrativa. Chávez no entendía de presiones de los mercados ni de imposiciones irracionales, y eso, desde Europa, me hace envidiar a los venezolanos. Ese posicionamiento provocó que los representantes del liberalismo económico le situasen como enemigo, le tachasen de dictador y le acusasen de dividir al país. Qué curioso dictador, que venció en cuatro elecciones democráticas consecutivas, la última con el 55% de los votos sobre una participación de más del 80%. ¿Llama alguien dictador a Rajoy, a quien solo votó el 20% de la población española? Quienes utilizan descalificaciones así están ciegos ante el apoyo social que suscitaba su persona y el respeto casi unánime de los líderes políticos de América Latina. Quienes exageran sus gestos, propios de una personalidad ya de por sí exagerada, obvian, por ejemplo, que en el mismo discurso en el que aseguró que en el estrado de la Asamblea General de la ONU olía a azufre, en referencia a Bush, también hizo una apasionada y racional defensa de una gobernanza democrática mundial. O que cuando el rey Juan Carlos le mandó callar, solo defendía una obviedad: que José María Aznar, como presidente del Gobierno de España, apoyó el golpe de Estado que sufrió Venezuela en el 2002, y que hubiese triunfado de no ser por el apoyo popular que devolvió a Chávez al Palacio de Miraflores. Manipulaciones aparte, no queda duda de que Hugo Chávez se situó en la vanguardia de la defensa de los intereses de la mayoría de la población. A la cabeza, por tanto, de una transformación democrática que desde Europa es cada día más envidiada.
Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí
Envía una carta del lector, opina sobre la actualidad y haznos llegar testimonios, denuncias y sugerencias para publicar en la edición impresa y en la web.
MOVILIDAD - Alessandro Malfatti (Barcelona)
SERVEIS - Enric Alfonso (Salou)
BARCELONA - José María Mateo (Santa Coloma)
ACTUALIDAD - Pablo Fuentes (Valladolid)
POLÍTICA - Antoni Tort (Barcelona)