El 18 de agosto, paseando por la Rambla, vimos una camiseta del Barça de la talla de mi nieto de dos años en venta por un vendedor ambulante. Apenas pagada, cuatro agentes municipales se nos abalanzaron a nuestras espaldas, nos la retiraron y nos impusieron una multa. Pedimos explicaciones y sus respuestas fueron estas: 1. Está prohibido comprar a vendedores no autorizados. Entonces ¿el comprador debe siempre verificar si el vendedor posee la autorización? ¿Incluso en la playa y en la fiestas de Gràcia? ¿No debería ser labor de la Guardia Urbana? 2. Está prohibido comprar mercancías falsificadas. Entonces ¿todos los que pasean por Barcelona con la camiseta del Barça deberían demostrar que es auténtica para no pagar una multa? 3. Estos vendedores perjudican a los comerciantes, agravando la crisis económica. Esto es un descubrimiento importante que debería ser notificado a los economistas del BCE y del FMI que se están estrujando el cerebro para encontrar una solución a la crisis que vivimos en Europa. 4. Los productos vendidos por un negro son ilegales. Sin comentarios.
No es mi intención poner en duda las leyes del país que me acoge, pero los argumentos me sorprendieron, sobre todo el último. Aunque estoy convencida de que aquellos euros dados al negro estarán ya en manos de algún comerciante catalán que vende bienes de primera necesidad, contribuyendo así, aunque de manera modesta, a la economía local, la próxima vez que encuentre un vendedor ambulante me aplicaré a verificar con mayor atención el color de su piel.
Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí
Envía una carta del lector, opina sobre la actualidad y haznos llegar testimonios, denuncias y sugerencias para publicar en la edición impresa y en la web.
MOVILIDAD - Alessandro Malfatti (Barcelona)
SERVEIS - Enric Alfonso (Salou)
BARCELONA - José María Mateo (Santa Coloma)
ACTUALIDAD - Pablo Fuentes (Valladolid)
POLÍTICA - Antoni Tort (Barcelona)