Porque siempre ha sido duro defenderle por culpa de las políticas de acabamiento de la prensa para con su persona, hago público mi respeto profundo. Monedero es cerebro y es mente. Es pasión. Es palabra en sus veces sosegada y en ocasiones no meditada y dicha, pero palabra. Es humano que crea y cree en lo que hace y, sobre todo, en lo que hay. No sabemos cuánto debemos a Monedero como uno de los detonantes para el fin del bipartidismo. Supongo que de tanto cuestionarse por qué obedecemos ha decidido desobedecerse para reinventarse y seguir reinventando la política con ello. Porque gracias a él nos cuestionamos el dolor y vimos de dónde venía; y nos preguntamos por qué obedecíamos y empezamos a ver que quizá coger los plátanos ya no acarreara una ducha de agua helada; y nos dimos cuenta de que los políticos sabían tanto de política como los pájaros de ornitología.
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