Ahora que está tan de moda hablar de los robots y de los trabajos que nos usurparán durante los próximos años, aprovecho para animar a ingenieros de robótica, inventores de robots o científicos locos a que empiecen a fabricar en cantidades masivas para sustituir los profesores de Ingeniería Industrial de la UPC de Barcelona. Garantizado: los alumnos no notarán la diferencia. Y así, los seres que actualmente imparten clases en la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Industrial de Barcelona no tendrán que sufrir el mínimo y peligroso contacto humano al que se ven expuestos en contra de su voluntad. Y es que yo me pregunto: si los exámenes los corrigen las máquinas y los alumnos disconformes con la nota deben enviar una carta y así los profesores pueden olvidar completamente que están tratando con personas de carne y hueso, ¿qué sentido tiene el rol del profesor? ¿Cómo se ha podido deshumanizar ee esta forma un trabajo que se basa en el contacto humano y la empatía? Los alumnos no son máquinas –todo llegará–, y necesitan entrevistarse con los profesores, porque cada caso es particular y con lo que pagan merecen una atención personalizada. No sabía que la educación consiste en deshumanizar. Y pobre de ti si intentas crear una brecha en el sistema para hablar con tu profesor, porque no sé si saldrás vivo del intento: no oses molestar con algún signo de humanidad.
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