La noche del sábado 22 de noviembre, ni mi familia ni muchos vecinos de Sant Cugat del Vallès pudimos dormir debido al exceso de decibelios que emitía la Carpa de Sant Cugat, situada en la carretera de Cerdanyola a Sant Cugat del Vallès. A las cinco de la mañana llamamos a los Mossos, que nos dirigieron a la Policía Local. Estos nos dijeron que, pese a las muchas llamadas de queja que habían recibido, no podían hacer nada porque dicha carpa pertenece al término municipal de Cerdanyola, a cuya Policía Local ya habían avisado. Impotentes, seguimos oyendo la música hasta las 6.30 de la mañana. Nuestro temor es que esta desagradable perturbación del descanso se repita cada fin de semana sin que ningún garante de la seguridad de los ciudadanos ejerza como tal.
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