El Tramvia Blau es un emblema de nuestra ciudad que desde hace más de 100 años asciende por la avenida del Tibidabo. Pero para la Administración parece ser poco más que una molestia. El aumento del tráfico que llegó con la Ronda de Dalt y la necesidad de un carril de aparcamiento en cada lado de la avenida obligan al tranvía a compartir la calzada con los coches, convivencia no siempre fácil y que hace ya tiempo relegó al tranvía a funcionar solo fines de semana y festivos, aunque todos los días se forman colas de despistados en la parada. Por respeto a su inmenso valor patrimonial parecería más razonable proteger al tranvía de la circulación viaria y no al revés, por ejemplo, segregando a los coches de su trazado. Es triste que el simpático tranvía haya tenido que apartarse para que una de las más bellas avenidas de Barcelona pudiera ser a la vez párking y acceso a la ronda. Con el reciente cambio de sentido de las calles adyacentes para facilitar el acceso a la Ronda y el aparcamiento soterrado en construcción debería considerarse cambiar el uso de esta avenida.
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