Martes, 29 de julio del 2014 Josep Pesa (Barcelona)

Se está poniendo de moda pedir perdón y que no pase nada. La declaración del Molt Honorable Senyor Jordi Pujol ha dejado a muchos catalanes consternados, y está claro que el daño que esto puede producir a Catalunya es incontable. Recuerdo aquellas celebraciones en el hotel Majestic, cuando la gente, enardecida, gritaba "Pujol, president" y "Això és una dona!". Supongo que, al llegar a casa, les daba un ataque de risa a cargo de aquel rebaño al que sistemáticamente iban esquilmando y engañando. Qué decepción. Esta situación da mucha munición especialmente a la prensa mesetaria. Cada día el ataque a Catalunya será más furibundo y provocará más desencanto a todos. Me permito, por lo tanto, unas recomendaciones para acabar de raíz con la situación provocada. Señor Pujol, no pida perdón; haga público el inventario de la herencia, los legados y su procedencia, así como sus posiciones en el extranjero. Calcule la diferencia y deduzca los impuestos a pagar: ese será el importe que nos ha estafado a todos. Repatríe las posiciones e ingrese ese importe a Benestar i Família para que lo destinen a cubrir urgencias de la ley de dependencia, entre cuyos damnificados debe haber muchos votantes suyos. No pida perdón: renuncie al tratamiento de Molt Honorable, que es una ofensa a otros excargos similares. Renuncie y rechace todas las prebendas e ingresos que, con cargo al erario al que ha defraudado, pueda recibir, y manténgase con la pensión de jubilación acorde a sus cotizaciones, como la mayoría de los estafados. Sé, señor Pujol, que ni lo hará ni se encontrarán medios legales para conseguirlo. Le pido que reflexione y si le queda un ápice de amor por Catalunya y respeto por los catalanes haga lo que corresponde. Ahora sí que toca.

Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí

Compartir: