En respuesta a la carta Perros como cerdos, publicada por Pilar Saló el pasado 25 de septiembre: ya me gustaría a mí ser como los perros o los cerdos, porque cada vez me avergüenzo más del ser humano. Su carta denota poca sensiblidad y sobre todo mucha ignorancia. Si en la ciudad no se recogen los excrementos de los perros no es por culpa de los animales, sino de los dueños, así que en todo caso los cerdos serían los seres humanos, no los animales. Y permítame decirle, señora Saló, que esa afirmación de que los animales tienen menos derechos que los humanos denota por sí misma una personalidad pobre en muchos aspectos. Nosotros no somos superiores y les debemos mucho a los animales, sobre todo a gente enferma como yo a quienes los animales nos han dado un sentido para vivir.
Respecto a que los animales viajen en metro, me parece bien, ya que yo pago impuestos por tener un animal. También me parece bien que se sancione a aquellos dueños que no cuiden de su animal, pero no que se ponga a todos los propietarios en el mismo saco. Si me permite un consejo, señora Saló: yo dejaría de estar tan pendiente de los animales y buscaría uno. Tal vez unas mascota le ayudaría a tener la mente más abierta.
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