Cuando yo todavía era un chaval, mis padres compraron un disco del Peret, cuya primera canción comenzaba así: "¿Ustedes han visto a un gitano que quiere ir a la luna?". Una divertida rumba que habla de "Don Toribio Carambola", un personaje que se había propuesto emular la hazaña de Neil Amstrong y al que no le dejaron pensando que era un loco. Peret tampoco ha tenido la ocasión de visitar el astro más cercano, pero sí el privilegio de instalarse en el universo de las estrellas que permanecerán para siempre. El recuerdo que guardo de aquel primer disco, que tarareo aún en alguna que otra fiesta, constituye un síntoma de que Peret es, ha sido y será uno de los grandes mitos de nuestra música; un personaje irrepetible, como Pepe Rubianes, con su talento y su personalidad cautivadora. Por mucho que la naturaleza se emplee a fondo, difícilmente podrá engendrar un individuo de similares características. Un catalán universal, el auténtico e insustituible rey la rumba catalana, claro exponente de la diversidad cultural de nuestro pueblo, que ha contribuido a enriquecer de manera ejemplar.
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