Por si no fuera suficiente el embrollo, desorientación y jaleo que tenemos en Catalunya con las elecciones, dos monjas, cuyo atractivo supongo que es precisamente la incongruencia de andar con hábitos en mítines políticos, la están liando aún más. Hacer política es necesario, pero también ser consecuente con la propia vida. María Pilar Cano, religiosa del convento de las dominicas contemplativas de Nuestra Señora de la Piedad en Torredonjimeno (Jaén), ha escrito una carta pública dirigida a Lucía Caram, de su propia orden, en la que critica su actividad mediática y le explica en qué consiste el carisma de las dominicas de clausura. Cito uno de los argumentos de su carta: "He tenido con dolor que escuchar de ti y ver actitudes en ti que desdicen de una persona, y más de una religiosa, ya que dividimos a los hermanos en lugar de dar ejemplo de integración y de acogida". Bravo por sor María Pilar Cano.
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