Los terroristas de la 'Yihad' no conocen límites a la barbarie. El vídeo de la destrucción con saña de las obras del museo de la antigua ciudad de Nínive es otra prueba de la ignominia total e inhumana de estos psicópatas. Es un día de luto para la humanidad porque esas obras pertenecen a la raza humana, son una prueba de su genio, de su creatividad, de su capacidad para producir belleza, algo que los yihadistas son incapaces de apreciar en sus tristes vidas. Eran obras del patrimonio universal que las generaciones futuras solo podrán conocer por fotos, o por reproducciones. Imaginen por un segundo que las alimañas hubieran pasado por Altamira, el Prado o la Academia de Florencia, el dolor hubiera sido igual de grande. Hoy las lágrimas no son por las personas sino por sus obras.
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