Miércoles, 25 de noviembre del 2015 Eli Dimitry Zetrenne (Barcelona)

Achacar lo ocurrido en París al Islam carece totalmente de sentido, ya que, antes de perpetrar la masacre, los terroristas que atentaron el 13 de Noviembre en Bataclán, no pasaron lista para descartar que en ese momento hubiese musulmanes en el concierto: un hecho más que suficiente para poder entender que las barbaridades del Estado Islámico solo llevan su sello como grupo terrorista. 

Además, la historia nos enseña que siempre ha habido manipuladores dispuestos a utilizar todos los medios, incluso los más viles, para conseguir sus fines: desde la justificación de que los negros no tenían alma para poder legitimar su esclavización, o la de hacer pagar por la salvación -ambas procedentes de la Iglesia Católica-, hasta los últimos actos inhumanos del Estado islámico en el presunto nombre de Alá. Lo único que realmente tienen en común estos actos es la manipulación que hay detrás de cada uno de sus discursos. 

No obstante, la publicación de un manifiesto de la comunidad musulmana en toda Europa, incluso en el mundo entero, en el que se condenen firmemente y sin reservas los asesinatos en París, en el Líbano, en Egipto y en Mali, entre otros, constituiría un acto simbólico de peso para poder dejar huérfano al Estado Islámico, que se apropia de algo que quizás nunca ha tenido: la aprobación de la comunidad musulmana para llevar a cabo sus atrocidades. En este sentido, no estaría de más que los Gobiernos de los Estados más afectados invitaran explícitamente a esta comunidad a hacerlo. 

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