Viernes, 29 de mayo del 2015 Manuel Franquesa (Castelldefels)

Job se hizo mundialmente famoso por el sinfín de dolencias que tuvo que padecer, de las que finalmente fue eximido gracias a su paciencia y la misericordia divina. Pero, desgraciadamente, nuestra actual sanidad pública no se rige por el tan cacareado amor al prójimo, sino por el euro puro y duro. Me explico: llevo casi medio año apuntado en una lista de espera como paciente preferente para que me reemplacen una prótesis de cadera que salió rana. Entre prótesis, pitos y flautas llevo un año con dolores continuos y sin poder apenas moverme sin la abnegada ayuda de mis dos esposas mulatas. En un acto de desesperación, he decidido invertir las últimas gotas de humor que me quedan en esta carta, con la que solo quiero –además de hacer oír mi voz– recordar a los lectores el abandono que muchos pacientes tenemos que padecer, además de nuestras dolencias. 
 

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