Domingo, 19 de octubre del 2014 Antonio Caparrós (Granada)

Soy español y ferviente europeísta, y me parece un contrasentido que en una Europa tan consolidada como la nuestra y con perspectivas de ser aún más grande y fuerte, tengamos regiones que quieren desmembrarse de sus respectivos Estados. En España, el caso más problemático es el de Catalunya, donde algunos grupos políticos, saltándose la Constitución, impulsan un proceso cuyo resultado puede ser la mecha o la espoleta de algo indeseado e inestable para el conjunto de Europa. Además, el problema del separatismo se puede extrapolar a Francia, Italia y Bélgica. En el Reino Unido tienen el caso de Escocia, y así se podría extender la mancha por los hasta ahora 28 estados de la Unión, que se convertiría con el tiempo en una Europa ingobernable con 100 o 200 estadillos.

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