Martes, 4 de agosto del 2015 Jan Gual (Badalona)

Me indignó leer las tres cartas publicadas el pasado 30 de julio en las que se atacaba con diferentes argumentos al ciclista urbano. Quisiera decir a esas personas acostumbradas a atacar a colectivos que piensen que no son los ciclistas, o los conductores, o los peatones los responsables de actitudes incívicas, sino las personas. Soy ciclista desde hace más de 20 años y me avergüenzo de algunos que van en bicicleta por la ciudad sin respetar la fragilidad del peatón. Hace más de 20 años que soy conductor y me avergüenzo de algunos que no saben respetar la fragilidad de un ciclista. Y sí, también me avergüenzo del peatón que, distraído con su 'smartphone', actúa con el convencimiento de siente que toda la calle le pertenece.  Siempre la culpa es de los demás, pero ¿acaso ninguno de nosotros ha ido distraído por la calle mirando el móvil o simplemente abstraído con sus pensamientos?
No se trata de colectivos, basta ya de opinar como si así fuera. Se trata de personas individuales. Ni ciclistas, ni peatones ni conductores son incívicos 'per se', sino cada uno de nosotros en algún momento. Solo por eso, antes de atacar al ciclista, al conductor o al distraído peatón deberíamos mirarnos a nosotros mismo. Será la única forma de acabar con los accidentes en ciudad entre ciclistas y peatones y en las carreteras entre conductores y ciclistas. No hablemos de colectivos, sino que señalemos al culpable del accidente, a Fulanito o Menganito como responsable de una actitud incívica o incluso criminal.
 

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