Como adolescente de diecisiete años muchas veces me siento ofendida cuando a los jóvenes se nos califica de manera injusta y generalizada de pasotas o vagos. La crisis que estamos viviendo no es que nos presente un futuro esperanzador a los jóvenes, precisamente, pero ¿hay alguien capaz de saber con certeza lo que sucederá de aquí unos años? Nadie tiene derecho a juzgar a una generación que se deja la piel día a día para obtener sus mejores resultados académicos y poder entrar en la universidad con algún tipo de beca, ya que en muchas ocasiones sus familias no se pueden permitir costear lo que cuestan los estudios superiores. Los jóvenes somos las víctimas más vulnerables de esta sociedad y, además, nos estamos encontrando con enormes dificultades para poder llevar a cabo nuestros estudios. Criticar y criticar, eso es lo habitual cuando socialmente se habla de nosotros, pero ¿ayudar? ¿Alguien se ha parado a pensar cómo nos sentimos los estudiantes que después de hacer el doble de esfuerzo obtenemos la mitad de resultados? ¿Por qué no en lugar de llamar vagos a unos chicos que se esfuerzan por conseguir un buen futuro les ayudamos económicamente a conseguir sus sueños a base del trabajo? Y, de paso, nos aseguramos de que este mundo se queda en buenas manos.
Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí
Envía una carta del lector, opina sobre la actualidad y haznos llegar testimonios, denuncias y sugerencias para publicar en la edición impresa y en la web.
MOVILIDAD - Alessandro Malfatti (Barcelona)
SERVEIS - Enric Alfonso (Salou)
BARCELONA - José María Mateo (Santa Coloma)
ACTUALIDAD - Pablo Fuentes (Valladolid)
POLÍTICA - Antoni Tort (Barcelona)