En mi pueblo les encantan las rotondas. Que recuerde, las dos últimas se construyeron hace un año para sustituir un puente cuyo único inconveniente era que tenías que esperar si venía otro coche, pero esas glorietas se hundieron con las lluvias torrenciales de abril de ese mismo año y ahora tenemos que atravesar media urbanización si queremos llegar donde antes terminaba el puente. Un domingo cuando paseaba por el pueblo, vi que estaban convirtiendo un cruce no muy transitado de la calle principal, que nunca ha dado problemas, en otra rotonda y no pequeña precisamente. Pensé en varias medidas que se han adoptado en el pueblo recientemente: quitar el servicio de urgencias del CAP, suprimir las horas de tarde de los institutos o reducir las subvenciones para las actividades de los jóvenes. Eso sí, mientras vamos al servicio de urgencias de L¿Hospitalet pasaremos por unas rotondas maravillosas.
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