Domingo, 13 de enero del 2013 Mamen Gargallo (Barcelona)

Cada año lo había visto en la televisión: deportistas famosos y los Reyes Magos visitando las plantas de pediatría de los hospitales y las sonrisas de los niños enfermos y de sus padres. Y este año le ha tocado a mi familia, y hemos vivido en carne y hueso lo que veíamos desde casa. Durante estos días de magia e ilusión, en el hospital de Sant Pau de Barcelona hemos vivido, entre batas verdes, tubos de oxígeno y mascarillas, la visita de jugadores del Barça, los Reyes Magos y la tuna, que han llenado la monotonía de positiva emoción. Pero la verdadera magia proviene de otras personas, que no son famosas y que, pese a los recortes salariales, ponen todo su empeño y profesionalidad para que el sistema público de sanidad siga funcionando y los enfermos se curen. Por toda esta labor realizada en silencio, gracias. Gracias y ánimos a médicos, enfermeras, auxiliares, personal de limpieza y voluntarios. Pero no puedo evitar pensar en la gran paradoja de que por un lado, haya deportistas célebres, regalos, representantes de grandes empresas; y por otro, tiendas de campaña, pancartas y recogidas de firmas en contra de las injusticias y los recortes en sanidad, educación, cultura... Me sublevo ante tanto político ambicioso e incompetente, tanto recorte sin escrúpulos y tanto rescate sin sentido. Señores políticos, no se engañen: ante tanta injusticia, tanto desagravio y tanta hipocresía, quienes están rescatando el país no son ustedes sino esos ciudadanos anónimos que, a pesar de todo, siguen al pie del cañón alzando la voz y tendiendo la mano. Esto no es una paradoja, es una maldita ironía.

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