Estaba trabajando y ni me enteré de que pasaron las cigüeñas. Cientos, dicen. Cuando volvió mi hijo, bromeó: «Mamá, habrá un baby boom en el pueblo». Vi las fotos en el móvil. A la mañana siguiente salí a fotografiar las que pudiera encontrar. Más de 100. Repartidas por tejados, farolas, pinos... Las retraté en decenas de posturas: sobre una pata, sobre las dos, limpiándose debajo de las alas o el lomo... Hacía más de 40 años que no las veía así. ¿Qué las desviaría hasta Masquefa? Dicen que en los últimos años se han detectado grupos que se quedan en la península, porque entre los vertederos y el cambio climático se sienten como en casa. El de Can Mata se ve y se huele desde Masquefa. Quizá pararon a tomar un tentempié. Estuve esperando para verlas levantar el vuelo. Entré un momento a comprar. Mal hecho. En menos de 20 minutos, tejados. Solo tejados. Se habían ido.
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