El término discapacidad también abarca a personas sin dificultad física asociada. Es el caso del autismo. Los afectados también necesitan una casa adaptada a sus necesidades. Por ejemplo, las ayudas visuales (pictogramas), les dan seguridad y fomentan su autoestima y autonomía (pueden hacer cosas sin que nadie deba recordárselo continuamente); organizar las rutinas diarias, ya que los orienta en tiempos y espacios; y ayudarles a entender dónde se guardan los objetos que hay en la casa. Mi queja es que, a diferencia de las personas con alguna dificultad física, que sí pueden solicitar ayudas mediante becas para los soportes que necesitan para su autonomía (silla de ruedas, principalmente), los familiares de personas con autismo no podemos pedir ese soporte humano para que logren una mayor autonomía y control de su entorno, que supone, en definitiva, una mejora de su calidad y dignidad de vida.
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