Por nuestra forma de vivir, marcada por un progresivo cambio de costumbres, cada vez las golondrinas tienen menos barro para construir nidos y más quejas de los ciudadanos por su presencia. Hay que buscar soluciones constructivas para las molestias que producen los excrementos, actuar solo sobre los nidos realmente problemáticos y respetar al máximo al resto de la colonia. La golondrina es especie protegida por nuestra legislación y contribuye al equilibrio de nuestro ecosistema por su condición de devoradora de mosquitos y otros insectos.
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