Parece ser que la campaña que emprendió Ferrocarrils Catalans contra los actos incívicos sigue sin hacer el efecto deseado. En el 2011 se pusieron en marcha varios trenes rotulados con grafitos y con una serie de pegatinas informativas en su interior en las que se explica de manera cercana lo que se debe hacer en el tren como, por ejemplo, escuchar música con auriculares o cederle el asiento a personas que lo necesiten.
Se trata de actos sencillos, fáciles de comprender y de hacer, puesto que en el fondo no son más que mínimas muestras de educación y respeto entre nosotros, hacia los demás viajeros. Pues bien, parece que sigue habiendo ciudadanos que no han entendido nada de lo que transmiten estos mensajes, de lo que significa el respeto a los demás. Más de una vez he empezado mi viaje saltando por encima de unas chicas sentadas en el suelo del tren. Después, a ritmo del heavy metal que se escuchaba por todo el vagón, he continuado esquivando los pies de un chico que estaban colocados encima del asiento, ensuciándolo. Cuando por fin he conseguido sentarme, ha sido inevitable que me preguntara si estos comportamientos se podrían arreglar con otra campaña de concienciación, o si ya no tienen solución .
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