Soy una madre indignada con la consellera Rigau y las normas y políticas internas de Ensenyament. Considero que no se tiene en cuenta objetivamente el bienestar de nuestros hijos, sino conceptos como categoría, plazas fijas, sustituciones, interinos… No importa cuál es tu antigüedad, tu contacto con los alumnos o tu relación con la
escuela.
Me refiero concretamente a una escuela de Sant Joan Despí de la que estoy orgullosa de formar parte y de Marta, una maestra de infantil impresionante, que ha querido, cuidado y enseñado a mi hijo pequeño como nunca lo habían hecho, ayudándole y detectando cosas que ni la familia ni el propio pediatra habían percibido. Y es una pena no poder disfrutarla de nuevo este curso, pero una gran alegría que puedan hacerlo otros niños.
¿Alguien se ha planteado preguntar a las familias y las escuelas por la calidad de sus maestros? Si una escuela está contenta con un maestro y los alumnos también, no entiendo que se complique todo tanto. Que envíen maestros allí donde falten y que los que están contentos se queden donde están, que además ganamos que ya conoce el proyecto educativo y el funcionamiento de la escuela. Y entonces ya me podréis hablar de interinos, plazas fijas, oposiciones y sustituciones. ¿Por qué tantos cambios? ¿Beneficia a nuestros hijos y a los maestros que después de mucho tiempo tengan que empezar de nuevo? En definitiva, Marta, que tengas suerte y muchas gracias por todo.
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