Jueves, 8 de octubre del 2015 Laia de Bolós (Sant Cugat del Vallès)

Mi hermano, Joan, tiene 20 años y es discapacitado. Cuando cumplió la mayoría de edad, mis padres se encargaron de ir a ver un juez que lo declaró incapaz. Sabemos que esto es lo mejor para todos, pero sobre todo para él, que es, a fin de cuentas, una persona  a la cual debemos proteger. Hasta aquí todo correcto. El problema aparece cuando mis padres me cuentan que el juez, a Joan, también le ha retirado el derecho a voto.

A Joan le cuesta leer, pero se esfuerza. Le cuesta contar el cambio, pero se esfuerza. Sí, le cuestan muchas cosas. Y se esfuerza. Ahora bien, integrarse en su entorno y formar parte de manera normal nunca le ha costado. Joan escucha la radio, mira las noticias y le encanta estar pendiente de todo lo que sucede. En la escuela, un día a la semana, leen el periódico, comentan y trabajan la actualidad.

Seguramente su juicio no será tan afinado como puede ser el suyo, lector que lee esta carta. Seguramente votaría el partido que le cayera más simpático, al que votara su madre o al que le prometiera un país con hilo musical permanente por las calles, porque a él lo que le gusta es la música. Pero es que si nos paramos a pensarlo, hay mucha gente con derecho a voto cuyo criterio es aún más dudoso y sesgado que el de Joan: gente que no abre un diario ni por casualidad, que no tiene ni idea de quiénes son los políticos que nos gobiernan (Joan los conoce a todos). ¿Por qué estos pueden votar y Joan no?

Joan está decepcionado porque no podía votar: el derecho a voto es el derecho a formar parte de la sociedad en la que vives, de contar en ella. El juez decidió que el Joan no contaba para participar en el proceso democrático. Es evidente que para la mayoría de cosas Joan no puede decidir por sí mismo. Pero permítanme que les diga que si él no puede participar de la democracia, un buen número de gente tampoco debería poder.

Si un día somos un país, y queremos que sea un país social e inclusivo, no podemos olvidarnos de todos los Joans que lo único que quieren es formar parte. 

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