Los andorranos nos caracterizamos por tener una elevada capacidad para superar problemas y abrirnos al exterior. Nos hemos intentado adaptar siempre a cambios tan abruptos como la geografía de nuestros valles. El esfuerzo de los últimos años en diversificar la economía ha merecido la pena. Pero lo que no se entiende son los ataques surgidos desde España que últimamente recibimos los ciudadanos del Principado, que nos tratan de corruptos y defraudadores. A partir de los problemas puntuales encontrados en una entidad financiera, Banca Privada d’Andorra, no se puede generalizar y culpabilizar a todos los andorranos que nos esforzamos cada día para abrir nuestro negocio. Andorra no es cobijo de delincuentes ni refugio de ninguna mafia, tal y como calumniosamente algunos nos etiquetan.
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