Tengo 91 años y nací en Miravet. Allí es donde tuvo lugar la batalla del Ebro, todo el mundo lo sabe, pero no es lo mismo saberlo que vivirlo. Yo tenía 14 años y recuerdo muy bien los tres años de miedo que pasamos y los muertos y las familias que quedaron destrozadas. Amigos, vecinos e incluso mi hermano, que tenía ocho años, fueron heridos por una bomba (aún las hay en esa zona). Uno de los aviones (le llamaban "la pava"), tras tirar las bombas lanzaba papeles que decían que no nos faltaría de nada, pero lo que no nos faltó fue miseria y represión. Cuando llegaron los soldados del dictador, los recibimos en la calle mayor. Iban sucios y llenos de piojos, y los ayudábamos como podíamos. Estaban tan agradecidos que decían: "Somos los hijos del pueblo". Pensábamos que la guerra se había acabado, pero no era así. Mi marido era de la quinta del biberón; tenía 18 años. En el frente de Teruel, por desgracia, se quedó sordo de un oído al explotarle una bomba muy cerca. Otros compañeros no tuvieron tanta suerte y murieron, y a otros hubo que cortarles los pies congelados del frío que hacía en las trincheras, y solo tenían una triste manta para taparse. Por la noche se ponían bien juntos para darse calor. Y encima, cuando acabó la guerra, Franco le envió a Orense a hacer tres años de servicio militar, bien lejos de la familia. A todos los políticos del PP: si hubiesen vivido aquel horror seguro que no gastarían tanto orgullo. Me da mucha pena ver cómo maltratan a Catalunya. ¿Acaso no saben que aquí hay gente de todas partes?
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