Vuelve a subir el paro. Esta vez el Gobierno no puede presumir de que desciende y proclamar que lo que llama crisis se ha acabado; pero sí comparar con años anteriores y tratar de convencernos de que el paro sube, pero menos de lo que se esperaba y por tanto es un gran acierto del Gobierno, y así sus amigos de las televisiones y la prensa ya pueden aplaudirles. Y si la cosa no cuaja nos inventamos cursillos de formación y ponemos la Encuesta de Población Activa donde nos convenga. Nadie se atreve, ni siquiera la oposición, a cuestionar las cifras. Una vez ajustados los cursos de formación y dados de baja los que se han jubilado y los que han emigrado en busca del futuro que aquí no tienen, el paro solo ha subido en 8.070 personas en agosto, todo un éxito. Y los afiliados a la Seguridad Social solo han disminuído en 97.582, otro éxito si lo comparamos con otros meses y otros años, siempre buscando el lado ancho del embudo. Todo va muy bien, la crisis ya se está terminando, casi se le ve el final, la misma película de cada mes, pero ¿quién se lo cree? El ciudadano de a pie no, por supuesto.
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