La imagen de Marc Márquez explicando, entre lágrimas, que lamentaba que su decisión de independizarse de sus padres, fijando para ello su residencia en Andorra, se entendiera como el propósito de eludir a Hacienda jamás debería haberse producido. Su entorno debería haber hecho las cosas de otro modo, dejando que él, joven deportista, pudiera concentrarse exclusivamente en la actividad en la que disfruta y nos hace disfrutar. Es de sabios rectificar, pero un cero para sus asesores y entorno y un diez, como no podía ser de otro modo, para Marc Márquez, presente y futuro de campeón.
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