Domingo, 14 de septiembre del 2014 J. Antonio Magán (Toledo)

Como cada verano, desde hace 18 años, he pasado unos días de vacaciones en Catalunya, tierra de origen de mi esposa. Vivimos en Toledo y hemos educado a nuestras hijas en el respeto a la cultura, la historia y las tradiciones que les son cercanas, por eso se sienten toledanas, castellano-manchegas, catalanas, españolas y europeas por igual. Con el paso de los años he notado que en la sociedad catalana aumenta no solo el lógico sentimiento catalanista, sino también un sentimiento independentista marcadamente antiespañol. Respeto profundamente a las personas que únicamente se sienten catalanas; pero no entiendo, y me entristece, el desprecio que muchas de ellas sienten por lo español, identificándolo con todo lo negativo que les pasa, y culpándolo de todos sus problemas. Incluso muchas personas reniegan de sus orígenes si estos se encuentran en partes del territorio español como Andalucía y Extremadura. A lo largo de estos últimos años, los políticos, los medios de comunicación y las entidades que tenían que poner cordura en el asunto han ido enfatizando las diferencias existentes entre unos y otros. A modo de muestra de la sinrazón que, a mi juicio, se ha instalado en la sociedad catalana diré que he oído discursos de párrocos desde el púlpito pidiendo a los Reyes Magos la independencia y he asistido a fiestas mayores donde se promueve abiertamente la independencia. Los independentistas pretenden hacernos creer que toda la sociedad catalana comparte sus postulados, pero no es así. Hay millones de hombres y mujeres que con total normalidad se sienten catalanes y españoles; si bien se trata de un sentimiento que muchos de ellos no se atreven a exteriorizar por temor a ser señalados. Son personas que tienen que soportar ser ignoradas por los medios de comunicación públicos catalanes, cuando no sufrir la humillación de verse retratados bajo un prisma de marginalidad. Quiero hacerles llegar a todos ellos el apoyo y ánimo necesarios para que exhiban su modo de sentirse catalanes y su legítima pretensión tanto de no ser postergados en Catalunya por su condición de españole como de no tener que verse artificialmente segregados del resto de sus vecinos del país. 

Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí

Compartir: