Nací en Barcelona hace 43 años. Padres y familiares catalanes desde siempre. El Onze de Setembre participé en la manifestación, sentí la catalanidad dentro de mí como hacía años que no la sentía ante tal muestra de unidad en una idea, un sentimiento, realidad y necesidad. Sí, también es cierto que parte de mí lamentaría perder la ciudadanía española. Personalmente, encuentro repugnante que una persona llegue a esta encrucijada mental y sentimental a causa de una casta política incapaz de solucionar los problemas reales de la ciudadanía. Me pregunto: ¿qué está haciendo este Gobierno de España para solucionar el clamor que nace desde Catalunya y que inevitablemente se extenderá a otras regiones? ¿Negarlo? Lo único que se puede oír desde la Moncloa es que es "ilegal" o que "no se va a votar". ¿De verdad son tan inútiles como para dar estas excusas burdas y simplistas? Hagan algo, algo real para solucionar el tema. Hasta que no entiendan que no somos borregos hacia el matadero, no nos pueden exigir.
Como catalán de raíz, todavía espero que mi Gobierno me dé explicaciones coherentes sobre qué sucederá al día siguiente. ¿Qué pasará el 10-N? Necesito que me expliquen qué va a suceder con la educación de mis hijos, con las pensiones de nuestros mayores, con la sanidad
--que está en un estado lamentable--, con las carreteras, los impuestos, las subvenciones, el paro, las ayudas... Ustedes no nos pueden exigir que votemos que sí cuando ni tan solo nos han explicado qué realidad nos va a quedar en un sueño tan bonito como desinformado como es la independencia. Hasta que no entiendan que no somos borregos hacia el matadero, no nos pueden exigir.
Llego a la conclusión, triste y patética, de que todos los políticos han olvidado que están a nuestro servicio, que nosotros les ponemos en la silla y les pagamos sus sueldos, precisamente para que sepan solucionar temas, no enredarlos más. Si todo lo que saben hacer como políticos con estudios superiores y una supuesta experiencia es esto, lo llevamos muy mal. A ver si se enteran: ustedes no son dioses, ni nosotros simples siervos que están para bailar al compás de su música.
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