El 7 de mayo a las 18.30 horas me disponía a coger el bus de la línea 45 en la parada de Via Laietana 32-34, acompañando a mi madre, de 93 años y en silla de ruedas. Me situé a la altura de la puerta central y le hice una señal con la mano al conductor para que sacara la rampa. Al ver que no lo hacía, golpeé la puerta con la mano para que reaccionase, y seguro que también lo veía por el retrovisor. Aun así arrancó, pero tuvo que detenerse a unos metros por el semáforo. Empujando la silla de ruedas me puse a la altura de la puerta delantera y de nuevo la golpeé con la mano, señalándole a mi madre. Ni caso. Me dio tiempo a anotar la matrícula, 9994 HTY. En la web de TMB rellené y envié el formulario para quejas. La respuesta ha sido que hablaron con el conductor y este no reconoció los hechos. La situación que viví, sentir el desprecio de ese señor conductor hacia mi madre mayor e inválida, es de una impotencia difícil de aceptar.
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