Tengo 21 años y, aparte de estudiar y trabajar, juego al baloncesto desde los 8 años. Lo practico porque me divierte y me aporta unos valores muy interesantes. Parece mentira, sin embargo, que siga sufriendo discriminaciones por ser chica. Se comete el error de comparar el baloncesto femenino con el masculino porque se toma como patrón el juego masculino y desde una perspectiva física. Por razones fisiológicas, es imposible que una mujer sea capaz de igualar las capacidades de un hombre en cuanto a resistencia, velocidad, potencia y fuerza. Injustamente, hay un desprecio general del baloncesto femenino por el simple hecho de que nunca llegaremos a correr o saltar como ellos. Pero la esencia del deporte no reside en la espectacularidad, sino en valores como el esfuerzo, el trabajo en equipo, la constancia, el sacrificio y la fuerza de voluntad. Es este el punto desde donde se debería comparar un juego con el otro. Para cambiar esta visión debería trabajarse desde abajo. Los clubs de baloncesto deberían promocionar por igual los equipos masculinos y los femeninos, basándose en unos valores y no en los resultados. Hablo de no dar a los equipos femeninos las peores horas de entrenamiento, las pistas en peores condiciones, dejarlos exentos de privilegios. Se debe fomentar un deporte sano, basado en una filosofía de trabajo, y dejar a un lado las apreciaciones sexistas. Las mujeres también nos entregamos, también nos esforzamos, también entrenamos horas y horas para hacer lo que nos gusta. Todos hacemos deporte por el mismo motivo. ¿Dónde está la diferencia?
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