Jueves, 26 de marzo del 2015 Miguel González (Madrid)

No soy empleado y ni siquiera cliente de la entidad (y créanme que ya me gustaría estar en disposición de ser cliente de banca privada), pero quiero hablar en defensa de los empleados del Banco Madrid (BM). Me incomoda la pérdida de humanidad por parte de la prensa, por no hablar de la deleznable y absoluta indiferencia gubernamental: nadie habla de los cerca de 300 empleados que se pueden ver sin empleo y con sus reputaciones profesionales oscurecidas por este suceso. Estoy convencido de que la inmensa mayoría son de una profesionalidad y honorabilidad intachables y que probablemente, de haberla, solo sería una pequeña parte de la plantilla la implicada en irregularidades (en caso de que se demuestren, a su debido tiempo, en los tribunales). Llama la atención que una entidad de EEUU, no judicial, emita un informe, no una sentencia en firme, sobre blanqueo de dinero de la matriz del BM en Andorra (BPA, que es la que realmente no ha tenido un comportamiento correcto) y ni corto ni perezoso el Gobierno ordene el cierre del banco. Así, sin humanidad ni respeto por sus empleados ni por su clientela, convierte al BM en chivo expiatorio de su propia ineptitud a la hora de manejar asuntos como el bochornoso fiasco de Bankia y  se marca el tanto ante la ciudadanía (qué raro, las elecciones están cerca) de que la banca no siempre gana. 

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